El río Jerte es uno de los responsables de la belleza del Valle del Jerte o de las cerezas. También denominado Valle del agua en honor a esta corriente, es uno de los más caudalosos de Extremadura. De rápidas crecidas en invierno.
El río Jerte nace en Tornavacas, uno de los once municipios de la comarca, cerca del cerca del pico Torreón. Antes de desembocar en el río Alagón, recorre 70 kilómetros y atraviesa la localidad de Plasencia.
De los once municipios del Valle del Jerte, el río Jerte atraviesa cuatro: Tornavacas, Jerte, Cabezuela del Valle y Navaconcejo. También discurre por otras localidades del norte de Cáceres, como Carcaboso, Aldehuela del Jerte y Galisteo. Además de la ya mencionada Plasencia.
Desde que nace en la cabecera del Valle del Jerte, da origen a atractivas gargantas y cauces de agua. Algunas de las más hermosas son las de San Martín, Becedas, Papúos, Buitres, Honduras, Puria o Bohonal. Sin embargo, la Garganta de los Infiernos, con sus piscinas naturales o Pilones, es la que da fama a la región. Tras una caminata por la reserva natural del mismo nombre, las pozas de agua invitan al baño en verano.
Casi todos los cursos del río Jerte se acompañan de rutas de senderismo – muchas de las cuales hemos compartido en este blog-. Un paseo a orillas del río es quizás la mejor manera de conocer la comarca y admirar la belleza y paisajes naturales que crecen en torno al río Jerte.
Las primeras denominaciones del río Jerte
Se cree que el nombre del río Jerte procede del término árabe «xerete», cuyo significado sería río cristalino. Y, en efecto, sus aguas se conservan así a día de hoy.
El río Jerte acoge una fauna y flora específicas en su curso, objeto de protección medioambiental de la Red Natura 2000. De entre las especies vegetales que cobija, quizás la que ha hecho famoso al Valle del Jerte o del agua es el cerezo. El Valle cuenta con unos dos millones de cerezos que florecen en primavera para dar lugar a uno de los mayores atractivos turísticos de la zona: la floración del cerezo.
Tras este fenómeno llegan las afamadas cerezas del Jerte. En la comarca se producen más de cien variedades. Solo cinco están protegidas por la DOP Cereza del Jerte y cuentan con su sello de calidad. Se trata de la cereza Navalinda, única variedad con rabo, y del grupo de las Picotas del Jerte, todas ellas dejan el pedúnculo en el árbol. La más dulce es la Ambrunés, pero también forman parte del conjunto las cerezas Pico Colorado, Pico Negro y Pico Limón Negro.