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Música para el tiempo de las cerezas

Este año 2014 el Premio a la Excelencia Picota del Jerte recayó en la banda extremeña Extremoduro. El primer single de su disco Para todos los públicos  (Warner 2013), lleva por título “¡Qué borde era mi valle!”, en referencia al Valle del Jerte, y comienza diciendo “Vamos a robar cerezas de las del Valle del Jerte. Soy capaz de cualquier cosa por volver a verte”. El premio lo recogió el cantante del grupo Roberto Iniesta en el Salón Gourmets de Madrid (en esta entrada encontraréis un vídeo del acto). Sin embargo, Extremoduro no es el único grupo musical que ha encontrado inspiración en la cereza para componer piezas musicales. En esta entrada hablamos de música para el tiempo de las cerezas. Os proponemos estos cuatro temas.

Los Ronaldos: “Me gustan las cerezas”. Con el pegadizo estribillo “M gustan las cerezas, me gustas tú”, la banda madrileña incluyó este single en su primer álbum: Los Ronaldos (EMI-Odeón, 1987), donde figuraba también uno de sus primeros éxitos, el polémico tema “Sí, sí”.

Enrique Bunburi y Nacho Vegas. El tiempo de las cerezas. Con el sello EMI, este álbum, que se compone de dos discos y 20 canciones, salió a la venta en 2006. Los dos intérpretes españoles hacen referencia a las cerezas en el título del álbum, pero también en uno de los temas del segundo CD, de igual título: “El tiempo de las cerezas”, que interpreta Enrique Bunbury. La canción habla de la soledad y el desamor, y arranca con esta frase: “Es momento de ir yéndose poco a poco, el tiempo de las cerezas nunca llega en noviembre”.

Pauline en la playa. “Lo que pesa un hueso de cereza”. El grupo de pop español, compuesto por las hermanas Mar y Alicia Álvarez incluyó este tema en su disco Silabario (Subterfuge, 2006). En este caso compara el peso de los errores con el de un hueso de cereza: «Para aliviar este absurdo dolor, voy a fumigar, voy a fumigar, con litros de Reflex, todas las estupideces, que ahora pesan lo que un hueso de cereza, que ahora pesan lo que un hueso de cereza …”

Extremoduro. Terminamos con “¡Qué borde era mi valle!”, de los galardonados con el Premio a la Excelencia Picota del Jerte.