Receta de glaseado de cereza. Un dulce sencillo con picota

¿Sabéis cómo hacer glaseado de cereza? Es una preparación muy adecuada para las frutas que aún no están demasiado maduras. Hay muchas variaciones de esta receta, como esta versión, pero aquí os dejamos una de las formas más sencillas de prepararlas.

 

Receta de glaseado de cereza

INGREDIENTES
  • 600 gramos de Cerezas del Jerte
  • 125 gramos de azúcar blanco
  • 75 ml (un vasito) de aguardiente blanco o licor de cerezas.
  • 2 cucharadas de vinagre de módena
  • Mantequilla

 

ELABORACIÓN DEL GLASEADO DE CEREZA

En primer lugar, para preparar el glaseado de cereza elegimos cerezas un poco grandes. Preferiblemente del tipo picotas del Jerte –las que no tienen rabito– y que no estén demasiado maduras. Las lavamos bien y procedemos a deshuesarlas. Una forma sencilla, es usando un deshuesador, pero que también puede hacerse dando un pequeño corte en la parte superior de la fruta y apretando con un cuchillo.

Para continuar la elaboración del glaseado de cereza, se pone la fruta deshuesados en un cazo grande. Y se espolvorea sobre ella el azúcar. Hay que asegurarse de repartirlo bien, para que cubra todas cerezas. Después, toca mezclar el licor con el vinagre y regar las cerezas ya con azúcar. En la nevera, dejamos macera esta combinación durante al menos dos horas. De este modo, la fruta ablanda y coge sabor.

Si usamos licor de cerezas, obtendremos un gusto más dulzón. En cambio, si optamos por el aguardiente será algo más amargo. Otra opción puede ser un brandy corriente o un licor de café, si queremos dar un toque más especial al glaseado de cereza.

Pasado el tiempo de macerado, llevamos el cazo al fuego. Le damos calor al máximo hasta que empiece a hervir. Contamos cinco minutos, retiramos las cerezas y las reservamos. Dejamos que el líquido siga hirviendo hasta que reduzca casi por completo.

En este momento, añadimos una cucharada generosa de mantequilla y, cuando se derrita, volvemos a meter las cerezas en el cazo para que suelten todo el líquido que aún les queda. Mantenemos a fuego medio hasta que se haya evaporado todo el líquido, con cuidado de que no se nos queme.

Finalmente, solo queda el toque maestro del glaseado de cereza. Cogemos las frutas, tres o cuatro de cada vez, y las pasamos por la sartén a fuego fuerte, con una cucharadita de mantequilla. Así tendrán el toque glaseado y estarán deliciosas. Es importante servirlas calientes, para que la mantequilla no se haga demasiado pesada, pero si pasarse. Recuerda que se comen con las manos y no queremos que nadie se abrase los dedos.

Otra opción es aprovechar el líquido, que al dejarlo enfriar funciona estupendamente como cobertura de postres. Si queréis ir un paso más allá en la cocina, podéis emplear el glaseado de cereza para preparar una tarta de piña o una cheescake fuera de lo común. Un mundo de posibilidades culinarias.