La cereza cultivada en el Valle del Jerte

La tradición agrícola del Valle del Jerte comienza con anterioridad a la llegada de vetones y romanos a la zona, aunque solo se conservan restos de esta época. La explotación de zonas más altas y bajas creó muchos prados y pastizales para abastecimiento del ganado, hoy sustituidos progresivamente por matorrales. Sin embargo, la franja media de las laderas siempre mantuvo su vocación forestal hasta la eclosión del cerezo, siendo hoy la cereza cultivada en el Valle del Jerte una de las de más renombre en España.

 

El cerezo y el castaño

En el siglo XVIII, el castaño era el árbol dominante en el Valle del Jerte. Sin embargo, los castañares cayeron víctima de la tinta y fue en en el siglo XIX cuando comenzó a implantarse el cerezo, hoy principal motor económico de la zona y artífice de los colores que convierten al Valle del Jerte en un destino turístico de primera línea.

En la comarca se recogen hoy más de cien variedades de cerezas cultivadas en el Valle del Jerte. En invierno, los cerezos se quedan sin hojas, mostrando su corteza, pero con la llegada de la primavera, entre los meses de marzo y abril, y siempre dependiendo de condiciones climatológicas, florecen. Pocas semanas después, las hojas cubren los árboles y llegan las cerezas. La mayoría de las cerezas que se recogen tienen rabo, entre ellas la variedad Navalinda, protegida por la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte. Sin embargo, el Valle es famoso por sus variedades autóctonas de cereza sin rabo: las picotas del Jerte, entre las que se incluyen las variedades Pico Negro, Pico Limón Negro, Ambrunés y Pico Colorado. La maduración de la cereza cultivada en el Valle del Jerte se produce entre mayo y julio, siendo las picotas, las cerezas más tardías y últimas en recogerse.

Ya en noviembre, estos mismos cerezos muestran en sus hojas los naranjas, marrones, rojos y amarillos. Y el paisaje del Valle del Jerte cambia totalmente para recibir al otoño.

 

Un territorio de frutales

A pesar de la implantación de la cereza, la agricultura local es muy variada. Entre los robles y los cerezos, aparecen olivos, un árbol que no pierde sus hojas en invierno. También frutales como higueras, ciruelos, membrilleros, naranjos y limoneros. La producción del Valle del Jerte se ha diversificado también con las frambuesas y kiwis; sin olvidar los productos silvestres: espárragos, setas y zarzamoras.

La cereza cultivada en el Valle del Jerte se da, sobre todo, en bancales. El cultivo en bancales es muestra del esfuerzo de muchos años para conseguir superficies lisas que facilitasen el cultivo de los cerezos. Los bancales se sujetan con muros de piedra y requieren un constante cuidado, dado el carácter lluvioso de la comarca . En las zonas más antiguas pueden encontrarse bancales artesanos, con grandes cerezos antiguos.