Si las cerezas te encantan, y dispones de un terreno, puede que alguna vez te hayas preguntado como hacer crecer esta deliciosa fruta. No es difícil, pero como todo el trabajo agrícola requiere paciencia y un poquito de suerte. El cultivo de la cereza es uno de los motores económicos principales del Valle del Jerte, donde se lleva a cabo de modo artesanal. De forma sencilla y didáctica, en esta entrada te explicamos cómo cultivar cerezas.
Lo primero, antes de nada, es tener la seguridad de que queremos tener un cerezo en nuestra huerta o jardín. Se trata de un árbol grande, que habitualmente crece más de siete metros, y que no siempre da frutos. Es, por lo tanto, una apuesta para realizar con cuidado.
Una vez tomada la decisión, tenemos dos caminos, conseguir semillas o localizar un vivero próximo para comprar un plantón (un árbol pequeño). La opción del plantón es más sencilla, ya que basta con trasplantar el arbolito a un lugar soleado de nuestro terreno y cuidarlo, pero también es más cara. Para comprar cerezos de la variedad del Jerte, existen lugares como Viveros La Picota, donde pueden informarte bien sobre cómo cultivar cerezas.
Las semillas son la opción más económica pero insegura. No se puede plantar el hueso de cualquier cereza comprada en el supermercado, ya que sus condiciones de transporte y conservación hacen que tenga un bajo índice de éxito. También suelen ser estériles las frutas que maduran temprano. Así que puedes buscar un mercado de proximidad donde vendan cerezas a finales del verano y disfrutar de comerlas antes, o adquirir una bolsita de semillas. Suelen costar menos de 10 euros.
Lo aconsejable es plantar varias semillas, para aumentar las posibilidades de que algunas germinen. La época ideal es a finales del otoño, pues el el cerezo necesita experimentar frío durante cuatro o cinco meses para germinar bien. Si vives en una región de inviernos fríos, no deberías tener demasiados problemas, aunque existen trucos para cuidar las semillas en casa y mejorar las posibilidades, como envolverlas en un paño húmedo y guardarlas en la nevera durante 90 días.
A la hora de elegir cómo plantar cerezas, hay que tener en cuenta que necesitan un lugar soleado, con una buena circulación de aire y un suelo de pH neutro o ligeramente ácido. Debes introducir la semilla a menos de 2,5 centímetros de profundidad, es decir, hay que hacer un agujero con el dedo hasta el primer nudillo y colocar la semilla en él. Si vas a plantar varias semillas, recuerda dejar al menos medio metros de separación entre cada una de ellas. Después podrás trasplantar las que sobrevivan para darles más espacio.
A continuación deberás cubrir los agujeros con un montoncito de arena, para que no se forme hielo, y protégelos de los pájaros y roedores con una malla metálica, hasta que surjan los primeros brotes. En invierno, el rocío se encargará de darles agua a las semillas, pero después de la última helada pasa a ser tarea tuya vigilarlas. Las cerezas jóvenes quieren suelos ligeramente húmedos, pero no encharcados. Si ves que la tierra está seca, riégalas con suavidad. Si tienes suerte, al final de la primavera verás asomar los primeros brotes. Ya has superado el primer paso crucial.
En otro artículo te explicaremos como cuidar de los brotes hasta que se conviertan en árboles de pleno derecho.