La poda del cerezo es una práctica que permite dar forma al frutal, reducir el tiempo improductivo, mejorar la calidad de la fruta y el árbol, y ganar efectividad en la aplicación de los tratamientos fitosanitarios. Es importante, no obstante, distinguir los tipos de poda del cerezo y sus objetivos.
Sistemas de poda del cerezo
En primer lugar, es importante que el árbol esté seco y las herramientas desinfectadas para iniciar la poda. En el norte de Extremadura, tradicionalmente se había empleado el sistema apoyado. Consiste en dirigir el crecimiento del árbol a través de una estructura, normalmente común a una fila de frutales. Generalmente, se emplea un alambre por fila sobre el que se apoyan los troncos para conducir el árbol. El principal inconveniente es que requieren una importante inversión inicial.
Desde hace más de una década se ha comenzado a implantar el sistema de vaso alargado, que es también el recomendado por los técnicos agrícolas. Permite crear lo que se denominan “huertos peatonales”, es decir, plantaciones con árboles de menos altura, más fáciles de trabajar. Tampoco requiere una inversión tan fuerte, ofrece un rápido crecimiento de copa y permite una maduración homogénea y rápida entrada en producción. Además, logra aumentar la densidad de plantación.
No obstante, el sistema de poda debe siempre adaptarse a las condiciones de la parcela y capacidades y necesidades del agricultor.
Formación del árbol
El sistema de vaso alargado tiene una serie de pasos de cara a la formación del árbol. El primer año, se corta a unos 40 cm del suelo, dejando tres o cuatro yemas que ramifiquen. El segundo año, se vuelven a cortar las ramas restantes, dejando otras dos o tres yemas en cada una para conseguir otro piso de ramas.
Es importante en la poda de formación tener en cuenta que no todas las ramas de se cortan a la misma altura. Se podan en función de la disposición, dependiendo de si son más verticales u horizontales. Las verticales y gruesas se cortan más largas. Las inferiores y más finas se cortan más para que la sabia llegue antes a las yemas. Con estas prácticas se consigue que todas las ramas tengan el mismo calibre y sean más homogéneas.
A partir del cuarto año, en el que ya se ha conseguido un número suficiente de ramas, solo se realizan podas de limpieza. Se limpian las ramas mal situadas o las que van hacia dentro de la copa, y se penaliza en altura para evitar frutales demasiado grandes.
Épocas de poda y finalidad
Existen diferentes épocas y tipos de poda del cerezo, determinados por el objetivo del agricultor para el árbol.
La poda de invierno se hace durante la formación del cerezo. Permite aumentar su vigor y el calibre de la fruta.
La poda verde en realiza en diferentes momentos cuando el árbol tiene hoja. Es decir, desde la brotación a la caída. El efecto es la disminución del vigor del árbol y la necesidad de agua. También favorece la penetración de luz en la copa y el incremento de la producción.
Por una parte, puede realizarse en primavera (mayo-junio), para complementar a la de invierno y conseguir nuevas ramificaciones, y equilibrar el calibre de las ramas. También se usa para eliminar ramas mal situadas y, nunca, debe aplicarse sobre ramas débiles.
Por otra parte, puede realizarse en verano (julio-agosto) para disminuir las hojas de los árboles y la demanda de riego. Permite clarear el interior del árbol y mejorar la iluminación.
En la poda de otoño, que va de agosto a septiembre, se eliminan aquellas ramas rotas durante la recolección o que se cruzan dentro de la copa. Esta tipo de poda del cerezo sirve para hacer un clareo de ramas gruesas.
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