Aunque lo que más nos gusta del cerezo es su fruto, el bonsái cerezo es un árbol ornamental perfecto para interiores y exteriores. Cuando florece en primavera, sus pétalos blancos o rosados son un elemento decorativo perfecto en cualquier salón o jardín. La historia de los bonsáis se remonta a la China del siglo VII, donde era una práctica elitista. Posteriormente, se introdujo en Japón, donde se acuñó el nombre. Aunque en Occidente esta práctica no fue conocida hasta el siglo XVII, hoy es está muy extendida y genera mucho interés. Cualquier árbol de tronco leñoso puede emplearse para formar un bonsái. De entre ellos elegimos el cerezo, por sus hojas pequeñas y, sobre todo, por su floración en primavera. Si estás pensando en cultivar un bonsái cerezo en casa, te dejamos unos consejos para que comiences tu andadura.
Primeros pasos
Primero, elige un buen lugar donde ubicar tu bonsái cerezo. Debe ser un lugar luminoso y muy bien ventilado donde reciba muchas horas de luz. Es recomendable resguardarlo del viento y de las heladas, aunque necesita del frío para un buen crecimiento. También es muy importante que el suelo sea apropiado y tenga un buen drenaje. Hay tierra suelta y granulada específica para bonsáis que puedes adquirir en comercios especializados. Por su parte, el tiesto debe ser ancho y poco profundo, para evitar que las raíces crezcan en exceso. Además, es preciso que tenga un hueco en la base para facilitar el drenaje.
Cuidados para un bonsái cerezo
Del mismo modo que otras especies, el bonsái cerezo requiere de cuidados específicos. Los bonsáis deben ser abonados durante su temporada de crecimiento. En el caso del cerezo, desde la primavera hasta finales del otoño, aunque si está en interiores puede abonarse durante todo el año. La poda también es esencial para el correcto crecimiento del cerezo, y en el caso del bonsái cerezo ocurre lo mismo. El mejor momento para hacerlo es a comienzos de la primavera. Entonces, deben eliminarse las ramas finas y apagadas. Para darle forma a tu bonsái, además de podarlo, puedes alambrarlo en la misma época para dirigir su crecimiento.
Trasplantar un bonsái cerezo
Trasplantar un bonsái es siempre una operación delicada pero necesaria. El bonsái cerezo se trasplanta cada dos años para evitar que sus raíces se adhieran al tiesto. Algunas raíces deben podarse para mantener el tamaño del árbol, pero estas no pueden superar un tercio del total. Vuelve a plantar tu bonsái en un tiesto limpio con tierra nueva y fresca, y riégalo bien para que se compacte. No es recomendable abonarlo hasta un par de meses después del trasplante.